ASTURIAS NATURAL CON PERRO GUÍA
La última etapa de nuestro viaje a Asturias comenzó con una buena noche de descanso en la casa rural María la Carbayeda, que está situada en Cardo (Gozón) en el barrio de la Carbayeda. Un alojamiento ideal para ir en familia o amigos, cuenta con varias habitaciones, dos baños, uno adaptado a personas usuarias de silla de ruedas, salón comedor, cocina amplia, patio y jardín con barbacoa. Disfrutamos de la paz y el aire puro que se respira, incluida Ivy, mi perra guía, que jugó y correteó a sus anchas en la hierba.

Al día siguiente, fuimos a la senda del Oso. Es una pista peatonal y cicloturista que atraviesa los concejos de Quirós, Santo Adriano, Proaza y Teverga, que componen la denominada comarca de Los Valles del Oso, por ser refugio de una de las últimas poblaciones de Oso Pardo Cantábrico, una de las tres especies de oso pardo que hay en Europa.


Esta vía verde está sobre una antigua vía de ferrocarril minero, que iba desde Proaza y Teverga hasta Trubia. Hoy en día, está totalmente condicionada para hacer senderismo y ciclismo.
Nosotros alquilamos un tándem en un establecimiento que está en las inmediaciones, donde se pueden alquilar todo tipo de bicicletas, incluso, handbikes.
La ruta es fácil, con pocos cambios de pendiente y pavimento homogéneo. Se transita entre árboles y se pasa por túneles y puentes. El momento cumbre fue cuando paramos en el Cercado de los Osos, una zona de más de 4 hectáreas de monte, donde viven en semilibertad las osas Paca y Tola; pudimos oír como se movían y comían lo que el cuidador les lanzaba.
Por la tarde, fuimos al Cabo Peñas, un lugar que no os podéis perder. Se encuentra en la costa central de Asturias, entre Gijón y Avilés. Es uno de los lugares más agrestes y espectaculares del Principado. Se trata de una serie de escarpados acantilados, que rompen sobre las aguas del Cantábrico. Hacia el interior, el relieve es muy poco pronunciado, con valles fluviales cortos y de poca entidad. Desde el cabo, se pueden contemplar la inmensidad del mar y pequeñas islas e islotes rocosos, destacando entre ellos La Erbosa, la segunda isla en extensión de Asturias.

Al Cabo se accede por medio de una pasarela de madera, uniforme y con pasamano. Allí he vivido una de las sensaciones más sublimes que he tenido, al escuchar el poder del océano al golpear contra la roca de los acantilados, al percibir la altura que te hace sentir que el cielo y el mar se unen en un único ente, y al deleitarte con el aire puro y la paz del lugar.
Junto a la pasarela hay una zona de hierba, donde Ivy disfrutó de lo lindo, haciendo aún más especial la visita.
Al día siguiente, cerramos nuestro viaje a tierras asturianas con sendas visitas a una quesería en Arenas de Cabrales y al Museo de la Sidra de Asturias.
Por todos es sabido que el queso de Cabrales es una de las insignias de Asturias, por lo que no podíamos dejarnos en el tintero acercarnos a una de las tantas queserías del territorio. La elegida fue la Quesería-Ganadería Vega de Tordín en Arenas de Cabrales, que ofrece visitas guiada previa reserva. La dueña de la quesería, que ejerce de guía, nos hizo un tour por las instalaciones, mostrándonos todo el proceso de elaboración del Queso de Cabrales : desde el cuidado, alimentación y ordeño de sus vacas, hasta el obrador, la cámara de secado y conservación y la zona de etiquetado del Queso . Además, la visita fue muy emotiva, ya que también nos contó la historia familiar con el negocio, transmitiéndonos su pasión al arte de la elaboración del queso de cabrales. Al finalizar la visita, nos ofrecieron una degustación de sus productos y la opción de comprarlos.


Nuestra última parada fue en El museo de la Sidra de Asturias, que está en la Villa de Nava. Una vez más, nos decantamos por una visita guiada. Aprendimos los diferentes procesos de elaboración de la sidra y la evolución que ha tenido a lo largo de los años; asimismo, conocimos aspectos sobre el consumo de esta tradicional bebida y las costumbres culturales que la rodean . Todas las piezas se pueden tocar y, con una gran mayoría de ellas, el visitante ha de interactuar para experimentar de primera mano cómo se realizaba cada uno de los procesos de producción. La visita termina con una cata de sidra y con la posibilidad de convertirnos en gaiteros por unos segundos y de participar en juegos tradicionales.


A lo largo de estos posts hemos intentado contaros lo espectacular de Asturias, lo mucho que ofrece al visitante y, que esta tierra es mucho más que extensiones de costa y los Picos de Europa. Me quedo con su gran diversidad de actividades y cantidad de lugares espectaculares aún por descubrir, pero sobre todo, con el calor y hospitalidad de sus habitantes, tanto con turistas como con Ivy… ¡Volveremos!
Post escrito por Zuriñe Anzola.