CONOCIENDO MOSCÚ EN SILLA DE RUEDAS (RUSIA ACCESIBLE I)
Un día Rusia se cruzó por mi cabeza y 4 meses después tomé en Uruguay el primero de los aviones que me llevarían a Moscú. 4 meses sin parar de pensar e investigar, 4 meses en los que la mayoría de los días hacía avances y la minoría retrocesos, y sobre todo 4 meses en los que fui contactando gente alrededor de todo el mundo sin la cual hubiese sido imposible organizarlo con tanto detalle.

Como es sabido (o al menos imaginable), viajar con silla de ruedas (eléctrica en mi caso) supone no una barrera pero sí un gran esfuerzo adicional, por lo que quería preverlo todo dejando el menor margen posible al error.
Viajé con Iberia a Moscú con escala en Madrid. No era mi primera vez con esa aerolínea y la experiencia había sido buena, por lo que iba relativamente tranquila que mi silla estaría a salvo y de que lograría tenerla en la escala desde y hasta la puerta del avión. Igualmente, fueron varias las cosas que hice para asegurármelo.
En primer lugar, asegurarme que mi silla puede entrar en las bodegas de los aviones en cuestión. Salvo aerolíneas como KLM (en la que había comprado el pasaje en primera instancia pero tuve que cambiarlo porque se pusieron caprichosos con mi silla), en la mayoría de las compañías entienden que la silla puede ser reclinada o desmontada alguna parte para su entrada a la bodega. Acá les dejo un link en el que se detallan las medidas de todas las puertas de las bodegas de cada tipo de avión: https://wheelchairtravel.org/air-travel/airplane-cargo-hold-dimensions/
Siguiendo con la lista de tareas, solicitar asistencia para avión y/o aeropuerto (va en las necesidades de cada uno) y especificar en la reserva del pasaje que viajaría con silla de ruedas eléctrica, detallando sus medidas, peso, tipo de baterías y cualquier otro dato que pueda ser relevante. También, unos días antes de viajar, es importante reconfirmar personalmente, por correo o por teléfono esa asistencia en la aerolínea. Por último, y a mi criterio lo más importante, insistir en exceso y llevar las normas impresas.
Si les interesa tener su silla en la puerta del avión luego de aterrizar, recomiendo 2 cosas:
1- pedir en el check in que se coloque en la silla una etiqueta indicando que el destino final de la misma sea el del primer avión (no importa si en la realidad va a haber una escala, es mejor en cada aeropuerto etiquetarla para asegurar de esta forma que la silla no continuará viaje con las valijas);
2- unos 20 minutos antes del aterrizaje, rogarle a cualquier asistente de vuelo que avise inmediatamente luego del aterrizaje que en la bodega hay una silla de ruedas que debe ser subida a la puerta del avión. La Unión Europea tiene una regulación especial para garantizar los derechos de los pasajeros con discapacidad (https://eur-lex.europa.eu/legal-content/EN/TXT/HTML/?uri=CELEX:32006R1107&from=EN) y ésta se aplica aun cuando el destino no forme parte de la Unión Europea (Rusia) pero el vuelo sea de una aerolínea que sí.
Puntualmente en mi viaje, salió todo perfecto menos el último tramo, donde por más norma que mencioné se negaron a darme mi silla hasta la cinta de equipajes. A veces se gana y a veces se pierde, pero estar bien preparado aumenta considerablemente las posibilidades de éxito y en varias oportunidades anteriores sólo amagar sacar las normas del bolso tuvo un efecto muy bueno.
Lo importante es que llegué a Moscú..
Una vez en el aeropuerto (Domodedovo), y siendo las 2am, me trasladé al hotel con un taxi que ya tenía reservado. Cómo podía haber demoras y el parking del aeropuerto es muy caro, habíamos acordado con el chofer que una vez que llegara, me contactaría con él por whatsapp y lo esperaría no más de 15 minutos. Y así fue. La empresa se llama Invotaxi (http://invotaxi.ru/otzyivyi.html) y pueden comunicarse por mail en ingles a v_tashilin@mail.ru La camioneta está muy bien para subir con silla y equipajes y me costó 4000 rublos (aproximadamente 60 dólares).

En mi caso, tuve que acudir a un transporte particular porque llegué de madrugada, pero había averiguado que entre las 5.15 y 0.30am, hay un tren (accesible para sillas) que sale cada media hora del aeropuerto y cuesta menos de 10 dólares. https://www.dme.ru/en/transport/aeroexpress/
Respecto al hotel, me alojé 3 noches en el Courtyard Moscow City Center. La ubicación es excelente y todas las instalaciones y servicios son realmente cómodos para la silla.


Dediqué un día entero a recorrer la parte histórica de la ciudad y me tomé el tiempo que quise para parar a contemplar semejante arquitectura. La mayoría de los íconos que conforman la Plaza Roja tienen bastantes escalones pero a mi criterio vale la pena igualmente verlos sólo de afuera. Respecto al Kremlin, aun sabiendo que no iba a poder entrar a las edificaciones compré la entrada (10 dólares) porque quería conocer los jardines interiores. La entrada sin escalones se hace por Kutafiya Tower. Gran decisión.
Al día siguiente fui en ómnibus hasta Gorky Park, un parque urbano a lo largo del Río Moscú, repleto de jardines, lagunas y espacios para hacer deporte. Decenas de barcos salen con turistas desde ahí para hacer un recorrido por el río y me dieron ganas de hacerlo, así que recorrí uno por uno buscando el indicado para la silla. La mala noticia es que ahí no hay (porque los que no tienen escaleras en el barco las tienen en el muelle) pero la buena es que en otro lado sí: y ahí fui. Por más que era relativamente cerca, fui en otro ómnibus hasta el Hotel Radisson y desde ahí tome el barco. Se accede en ascensor al muelle, y la entrada al barco no entra en lo que se llama accesibilidad total porque tiene un escalón alto pero con voluntad se puede lograr sin mayores complicaciones. Sería muy fácil de solucionar con una rampa y aunque sospecho que nunca va a pasar, el beneficio lo compensa. El paseo dura 2,5 horas y hay un restaurante a bordo. Info en http://rivertickets.ru/radisson-royal-moscow-river-cruise.html#description
Respecto al transporte público, cabe decir que los ómnibus funcionan muy bien para sillas de ruedas: todos están adaptados con rampa, hay espacios cómodos y el chofer siempre se baja a ayudar. Sin embargo, sí me quedé con ganas del metro. Ninguna estación tiene ascensor para bajar y si bien en algunas hay lugares donde pedir ayuda, la “ayuda” es un par de personas que cuando ven una silla eléctrica te dicen que es muy pesada para levantar.
Otra pequeña carencia que encontré para circular, es que las “rampas” que hay en todas las esquinas no son estrictamente tales sino simplemente un rebaje de adoquín, por lo que en muchas queda igualmente un escalón, aunque más chico.
Esa noche hice un walking tour nocturno de 3 horas por la ciudad que fue perfecto. Muchos de los lugares que vi fueron los mismos que ya había recorrido de día, pero la experiencia nunca es la misma con un guía y ni que hablar de noche. Cuesta 15 euros y puede reservarse en https://tourgratismoscu.com/tours/tour-nocturno-en-moscu/

El último día, antes de emprender viaje a San Petersburgo, use las horas que me quedaban para recorrer un poco más la zona y la calle Arbat (Old Arbat), una peatonal de aproximadamente un km de largo muy agradable para recorrer, tomar algo disfrutando de músicos y artistas callejeros y comprar souvenirs. Después de eso, me encaminé hacia el distrito financiero, en donde están los rascacielos, con la intención de subir al observador del piso 56 del Imperia Tower. Ya había averiguado que era accesible y sin duda lo sea, sin embargo me fue imposible llegar. En Moscú muchas calles son autopistas de varios carriles y vías, y su cruce se hace sólo subterráneo y por escaleras, por lo que en muchos lugares es realmente imposible cruzar sin levantar vuelo, tirarse por la escalera, o encontrar un policía amable en la vuelta que corte el tránsito.

De vuelta en el hotel, tal como lo tenía ya organizado, me trasladé con Invotaxi a la estación de tren Leningradsky y partí a San Petersburgo en el tren nocturno.
Post escrito por Gabi Bergstein
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