Silleros viajeros en la Costa Azul
A pocas horas de Barcelona en coche existen muchas ciudades francesas preciosas.
Salimos de Barcelona sin un planning de nuestras vacaciones pero sabiendo que la mayoría de campings tienen baños adaptados.

Narbone, a tan solo 3 horas en coche fuenuestra primera parada.
Descubrimos un camping en Narbonne plage pequeño y acogedor donde pasar la noche por 13 euros. Cenar y pasear por el tranquilo paseo de este pueblo costero.
Por la mañana visitamos Narbonne, una ciudad muy bien adaptada. Estuvimos en La Catedral, La Plaza del Hotel de Ville, en el casco antiguo y el Canal de la Robinne.
Desde Narbonne conducimos dirección Marseilla durante 2 horas y media, una ciudad mucho más grande, visitamos el puerto y subimos en coche hasta Notre Dame de la Garde, un castillo situado en lo alto de la ciudad, es imposible subir hasta el punto mas alto en silla de ruedas porque son todo escaleras, pero la vista de la ciudad desde este punto merece la pena.
La zona de la ciudad situada cerca del puerto es llana y con los pasos de cebra rebajados, aunque el suelo adoquinado tiene algunas grietas. Paralelo al paseo encontramos una plaza tranquila con un montón de restaurantes, muchos de ellos accesibles para personas con movilidad reducida.
Saliendo de la zona del puerto y adentrandonos más en la ciudad, las calles empinadas, algunas de ellas muy estrechas y con las aceras mal acabadas me obligaban a estar con los cinco sentidos y mirando más al suelo de lo que estoy acostumbrando. Pese a eso, Marseilla es una ciudad bastante acondicionada y como en casi toda la zona de la costa azul muy sensibilizada con muchas plazas de parking reservadas, transporte publico.

Después de pasar el día en Marseilla decidimos llegar hasta Cannes y cambiar el camping por un hotel céntrico, por la comodidad de estar mejor situados para poder visitar mejor la ciudad y disfrutar de su vida nocturna. Bueno por eso y porque cuando llegamos a cannes ya por la noche el único camping que encontramos no tenia ni gente ni agua caliente porque estábamos aún en temporada baja.
En la zona turística de Cannes, está todo muy bien adaptado, tiendas, restaurantes y las aceras bien rebajadas. Pero como en casi todos los sitios las playas es un punto pendiente, la unica entrada a la playa con rampa en lugar de escaleras, esta acaba directamente en la arena sin pasarelas de madrea hasta la orilla.
Nuestra siguiente parada muy cerca de Cannes fue Niza, donde realmente se puede comprobar el nombre de esta zona, un mar increíblemente azul. Una ciudad llana y sin ningún problema para ir en silla de ruedas. Un gran paseo al lado del mar con una entrada accesible a la playa, pero solo eso, solo la bajada a la playa, además en Niza las playas no son de arena sino de piedras.
Una vez en Niza sabiendo que no queríamos ir mas al norte emprendimos camino de bajada esta vez por la carretera que bordea el mar, con increíbles paisajes y pueblecitos que no ves si vas por la autopista! Montamos nuestra casa en un camping entre Saint Maxime y Saint Tropez. Un camping enorme con playa propia y vista a Saint Tropez donde descansamos de coche toda la mañana estirados en la playa, para después ir a visitar Saint Tropez. Ésta tiene un puerto encantador con un rompeolas al final, al que se puede acceder sin ningún tipo de problemas en silla de ruedas. Su casco antiguo tampoco presenta complicaciones importantes, aunque hay calles que son totalmente inaccesibles, no obstante muy recomendable para dar un paseo tranquilo y visitar sus tiendas, muchas de ellas con algún escalón bastante importante.

Salimos de Saint Tropez con rumbo a Saintes Maries de la Mer, con la intención dormir en un camping en mitad de un parque natural y en frente de un lago. Como siempre improvisando, cogimos una pequeña carretera del interior con unos paisajes verdes increíbles además por el contraste de la costa que estábamos dejando atrás… No imaginábamos que la carretera seria tan larga y rehicimos el planning para ir a dormir a Sanary-su mer, un pequeño pueblecito de pescadores, entre Toulon y Marseilla, con la mala suerte que el camping estaba cerrado porque aún no era temporada, así que sin querer arriesgar mas y rindiéndonos al cansancio escogimos parar a la entrada de marseilla y buscar un hotel barato y accesible. Dimos con el Hotel Intercontinental, buen trato y con habitaciones muy bien adaptadas.
Escrito por Pablo y Sara.
Si queréis seguir sus rodadas podéis hacerlo en http://wheeltravels.org/